El Hormigón Celular Curado en Autoclavado nace en 1914 en Suecia mezclando cemento, cal, agua, arena fina y un agente expansor en base a aluminio, el que reacciona creando millones de microesferas de aire distribuidas en la mezcla, lo que determina su estructura molecular. Esta mezcla fue secada en una cámara de vapor presurizada obteniendo el material que hoy es conocido como hormigón celular. En Europa se comenzó a utilizar en forma masiva después de la Segunda Guerra Mundial, expandiéndose luego a otras partes del mundo tales como Japón, Rusia, Sudeste Asiático y Estados Unidos. En la Actualidad se produce Hormigón Celular en aproximadamente 200 plantas en 35 países.
Este material ofrece una solución constructiva integral, poniendo al alcance un sistema altamente eficiente, limpio, rápido, versátil y amigable con el medio ambiente.
Por otro lado, debido a la importancia creciente en nuestro país por mejorar la eficiencia térmica, buscando fomentar una mejor calidad de vida y un ahorro de energía, el Hormigón Celular es hoy el único material que por sí solo cumple la normativa térmica.
Su utilización se orienta a una gama importante de aplicaciones constructivas tales como muros estructurales de albañilería armada, reforzada, tabiquería interior, paneles de losas, paneles industriales, enchapes, entre otros.
Sus propiedades se traducen en una serie de ventajas constructivas, constituyéndose una opción para arquitectos, constructores, empresarios y usuarios, en construcciones residenciales, comerciales e industriales.